Thalía: Cartas, recuerdos y la nostalgia hecha canción


En esta ocasión hablamos con Thalía, una artista que se define como “narradora visual y sonora de su generación”. Con una sensibilidad que combina la rebeldía del pop punk y la emotividad del indie rock, Thalía ha sabido transformar sus recuerdos, cartas nunca enviadas y momentos de su pasado en canciones que conectan de manera íntima con su audiencia. Su más reciente proyecto, El Último Verano del 2000, es un homenaje a la nostalgia de los años 2000, un viaje musical que mezcla lo personal con lo universal, donde cada tema es casi cinematográfico y revive emociones que muchos de nosotros guardamos en la memoria.

En esta entrevista, Thalía nos cuenta cómo convierte experiencias y sentimientos en música, el proceso de reconectar con su yo del pasado, y cómo logra que lo nostálgico se sienta tan contemporáneo y auténtico.

1. Thalía, en tus palabras te defines como “una narradora visual y sonora de tu generación”. ¿Qué significa eso para ti y cómo se traduce en tu música?

Para mí significa contar historias que trascienden lo que se escucha. Siempre he sentido que las canciones que compongo no solo se pueden escuchar, sino que también se pueden ver e imaginar como escenas de una película. Hablo de mi generación porque considero que entre nosotros existe una nostalgia millennial latente, con ecos de los 2000s, algo que intento reflejar en el sonido de mis canciones.

2. Tu propuesta combina indie rock con alma pop punk y una sensibilidad muy emocional. ¿Cómo encontraste ese equilibrio entre rebeldía y vulnerabilidad?

Ese equilibrio nace de mí misma. Siempre he tenido un lado rebelde, que no soporta las etiquetas ni los moldes, pero también una sensibilidad a flor de piel . En mis canciones, las guitarras y la energía del pop punk conviven con letras que son casi confesiones.

3. I Miss U suena como una carta abierta al pasado. ¿Qué historia personal hay detrás de la canción y en qué momento decidiste compartirla con el público?

“I Miss U” nació de una historia real, de esos amores que te marcan y se convierten en canciones. Durante años fue una carta que nunca me atreví a enviar o compartir, es decir, ya era una canción pero que nunca publiqué. Un día decidir reescribirla fue una manera también de enfrentarme a mis miedos y de reconciliarme con mi pasado. Compartirla con el público fue una forma de cerrar un ciclo desde el amor y la nostalgia.

4. Mencionas que la escribiste uniendo versos antiguos con emociones actuales. ¿Qué descubriste de ti misma en ese proceso de reconexión con tu pasado?

“I Miss U” existe desde 2010. Este año, cuando volví a escuchar el borrador que tenía grabado en un CD antiguo, me vinieron mil recuerdos y sentí muchas ganas de reescribirlo. Tomé partes de esa versión antigua y las mezclé con mi nueva manera de ver y sentir el mundo. Fue como darle una segunda vida a algo que seguía esperando ser contado, pero desde una versión más adulta y consciente de mí.

5. Hablas mucho sobre la conexión emocional con tu audiencia, más allá de la viralidad. ¿Qué significa para ti lograr esa conexión auténtica con quien te escucha?

Para mí, conectar con alguien a través de una canción es más importante que cualquier número. Si una persona se siente acompañada por mi música, ya valió la pena. Busco que quien me escuche sienta que mis canciones también hablan de su vida, de sus duelos, de sus recuerdos.

6. El título de tu álbum, El Último Verano del 2000, evoca una época y una sensación muy específica. ¿Por qué ese período tiene tanta fuerza simbólica para ti?

Bueno, la verdad es que El Último Verano del 2000 empezó de una forma un poco mágica. Fue a través de sueños que tuve y de reencontrar cosas que había dejado atrás. Un día me topé con un viejo CD que tenía escrito “2009” y fue como abrir un baúl de recuerdos. Ahí encontré canciones y letras que había compuesto hace años y que nunca habían visto la luz.

Eso me llevó a reconectar con mi yo del pasado y a sumergirme en un viaje nostálgico. Empecé a recordar personas, emociones y momentos que había dejado medio olvidados. De ahí surgió este proyecto, como un homenaje a esas vivencias. Canciones como “LXL”, “Más de lo que piensas”, “I Miss U” y “Cuando las luces se apaguen” nacieron de ese baúl de recuerdos, y por eso el álbum es un tributo a esa nostalgia que llevaba dentro.

El Último Verano del 2000 es como una especie de retórica constante que recorre las nueve canciones del álbum. Es esa nostalgia del verano que se queda flotando cuando llega el otoño y empieza a enfriar el aire. Son las memorias de días bajo el sol, del mar, de la playa, que se guardan como tesoros cuando la vida cambia de estación. Para mí, el verano siempre es un recuerdo luminoso de ciertas cosas de la vida, un momento que encapsula esa belleza efímera que solo se revela cuando ya pasó. En el fondo, el álbum es un tributo a esos veranos que se quedan suspendidos en la memoria, como una forma de volver a sentir esa calidez aunque el mundo haya cambiado.

7. En tu música hay una estética visual muy marcada, casi cinematográfica. ¿Qué papel juega el cine en tu proceso creativo y en la construcción de tus canciones?

El cine es una gran inspiración para mí. Cuando escribo, veo escenas en mi mente: colores, luces, encuadres. Me inspiran las películas que retratan la nostalgia y el paso del tiempo, esas que te dejan con una emoción difícil de describir. Intento que cada canción tenga su propio universo visual, como si fuera una historia que se proyecta detrás de los ojos.

8. Tus influencias incluyen a Avril Lavigne, Blink-182 y Paramore, pero también hay una mirada actual. ¿Cómo logras que lo nostálgico se sienta contemporáneo?

Creo que lo consigo al no intentar copiar el pasado, sino reinterpretarlo desde el presente. Uso sonidos y estéticas que me marcaron en los 2000, pero los mezclo con mi manera actual de sentir y sonar. Es una forma de rendir homenaje sin quedarme anclada en la nostalgia, trayéndola al ahora con una nueva sensibilidad.

9. Has dicho que tus canciones son “cartas que nunca se enviaron”. ¿Hay alguna que sientas que te ayudó especialmente a sanar algo?

Siempre me gustaron las cartas. Además de escribir canciones desde muy joven, solía escribir textos y cartas que nunca enviaba. En ellas podía volcar todo lo que sentía: mis emociones, mis heridas, mi mundo interior al completo. Las cartas se convirtieron en una especie de diario personal; algunas terminaron transformándose en canciones, y otras simplemente se quedaron guardadas en el papel. Siento que escribirlas fue parte de mi proceso de sanar, aunque no podría elegir una sola en especial. Cada una me ayudó a entenderme un poco más.

10. Estás radicada en España actualmente. ¿Cómo ha influido ese cambio de entorno en tu manera de escribir y de entender la nostalgia?

Bueno, vivo en España desde hace muchísimos años, vine desde la adolescencia. Creo que la distancia te permite ver tu pasado con más claridad. Estar lejos de donde crecí hizo que valorara más mis raíces, mis recuerdos y mis vínculos. Escribir desde otro país me enseñó que la nostalgia también puede ser un lugar donde encontrarme a mí misma.

11. Finalmente, ¿cómo te gustaría que las personas recuerden I Miss U cuando piensen en esta etapa de tu carrera?

Me gustaría que cuando recuerden “I miss you” sientan la misma emoción que cuando abren un álbum de fotos analógicas de esos días en que no todo era digital y que al escucharlo puedan volver a ese lugar donde los recuerdos se sienten cálidos, borrosos y llenos de vida.

0 Comments:

Publicar un comentario