La Flota Hereje: El Terror de los Mares


En el post de hoy nos sumergimos de nuevo en el mundo del Trench Crusade para hablaros de la flota Hereje. ¡Comencemos!

La Flota Hereje mantiene la supremacía naval en la mayoría de los Siete Mares: solo en el Mediterráneo los Fieles intentan conservar cierta paridad para asegurar el suministro de Nueva Antioquía. En el resto del mundo, los Asaltantes Navales Herejes son una amenaza constante para las rutas comerciales y las comunidades costeras.

Bajo el mando de los Altos Capitanes, el poder de la Flota Hereje se divide en tres pilares. Primero están los Colosos Capitales, construidos en burla del Arca que Dios ordenó construir a Noé. Estas enormes naves capitales son ciudades flotantes que actúan como bases móviles para naves de ataque rápido y submarinos insidiosos que patrullan las rutas marítimas y emboscan convoyes militares. Para operaciones terrestres, las flotas emplean sus infames Escuadras de Asalto Naval como infantería de marina.

La armadura de los Asaltantes Navales está modificada para servir también como traje de buceo, lo que permite que equipos enteros se infiltren en baterías costeras o defensas portuarias sin ser detectados. Los cilindros de oxígeno de los Ungidos Navales (como el que se muestra aquí) contienen una mezcla con vapores antinaturales del Lago de Fuego, proporcionando hasta sesenta y seis horas de gas respirable y otorgando una alta resistencia a la enfermedad por descompresión. Así, pueden permanecer sumergidos largos períodos, reuniendo grandes fuerzas de asalto justo en las costas enemigas sin ser vistos.

Los Asaltantes Navales Herejes rara vez tienen problemas para encontrar nuevos reclutas: varios poderosos nobles del Infierno reclaman dominio sobre los Siete Mares, atrayendo a muchos de sus adoradores a las flotas. Hay abundante botín, así como múltiples oportunidades de ascenso y de ganarse el favor de sus señores infernales a través de actos de asesinato salvaje, saqueando los lugares donde los santos alguna vez difundieron la fe del Dios-Tirano que los Herejes odian con una furia abrasadora.

Una táctica favorita de los Asaltantes Navales es acercarse a su objetivo bajo la cobertura de la noche, y atacar al amanecer en honor al Lucero del Alba. Esto cumple un doble propósito: tomar al enemigo en su momento de mayor vulnerabilidad y realizar un ritual blasfemo en honor al trono que los Señores del Infierno algún día esperan erigir en el Monte Zafón tras derrocar el trono de YHWH.

Los asaltos suelen comenzar con un ataque silencioso: cualquier centinela tiene la garganta desgarrada por las Garras de Tártaro de los Comandos de la Muerte, mientras silenciosos Legionarios Navales emergen de las aguas y desatan la muerte con granadas de gas venenoso, pistolas silenciadas y hachas de abordaje. Una vez se da la alarma, comienza el bombardeo por parte de las Brujas de Mar (Hechiceras de Artillería adaptadas a la guerra naval), cuyos explosivos pueden servir como minas marinas, torpedos y munición de artillería. Este caos se remata con una carga de legionarios élite intoxicados con los vapores de sus tanques de oxígeno.

A menudo, los Asaltantes Navales se han acercado tanto a sus enemigos que, cuando llega el momento del ataque, no hay tiempo de organizar defensas. Al carecer de tropas pesadas o apoyo blindado, su doctrina de combate se basa en velocidad, sorpresa y brutalidad. El combate se lleva a cabo a corta distancia, con armas automáticas, penetrando las líneas enemigas y enfrentándose cuerpo a cuerpo con hachas de abordaje y cuchillas de apuñalar, antes de que pueda formarse una defensa adecuada.

La competencia por el prestigio y el honor de infligir el mayor dolor y destrucción en tierras de los Fieles es feroz. Para demostrar el éxito de sus incursiones (y sembrar el terror entre sus enemigos), cada Alto Capitán tiene su propia forma de dejar su firma en el ataque, cada una más depravada que la anterior. Por ejemplo, la 112ª Legión del Mar, “Los Quebravirtudes”, desmiembra a sus enemigos caídos y utiliza rituales goéticos para devolver una apariencia de vida necrótica a la carne temblorosa, dejando brazos y piernas que se arrastran y cabezas que gritan para que las descubran los rescatistas. Mientras tanto, la tripulación de la nave de ataque clase Serpiente “Discípulo del Agua Ardiente” prefiere arrastrar a sus enemigos al agua y luego cortarlos con sopletes submarinos, orgullosos de matar a sus presas provocándoles la muerte simultánea por ahogamiento y quemaduras.

Los objetivos de los asaltos herejes varían: incursiones para capturar esclavos, destrucción de defensas costeras o comunidades, obtención de información, saqueo de enclaves o escolta de Comandos de la Muerte en misiones para asesinar líderes eclesiásticos o gobernantes seculares. Lo que más temen los fieles, sin embargo, son las invasiones a gran escala dentro de sus territorios, como el desembarco de 1872 que conquistó Rijeka y estableció una cabeza de playa que es como una daga apuntando al corazón de la Iglesia.

Por eso las patrullas marítimas, desde el Golfo de Finlandia hasta la guardia costera del Dominio de Francia y la flota del Kapudan Pasha en el Mar de Arabia, observan las olas con nerviosismo, temiendo que las aguas frente a sus costas escondan una partida de Asalto Naval Hereje. Pero la era de la Gran Guerra es oscura, y el mar pertenece a los enemigos de Dios.

¿Los conocíais? ¿Qué os han parecido? ¡Os leemos en los comentarios!

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