Dentro del higo: el jardín secreto y la avispa que lo hace posible


En el post de hoy os venimos a hablar de una curiosidad de los higos. ¡Comencemos!

Los higos esconden una historia increíble en su interior: lo que parece una simple “fruta” es en realidad un jardín cerrado lleno de flores diminutas, y su reproducción depende de una relación íntima —y milenaria— con unas avispas microscópicas. Aquí tienes un artículo divulgativo, listo para tu blog, con todos los detalles curiosos (y un poco macabros) de la vida dentro del higo.

¿Qué es realmente un higo?

Lo que llamamos higo no es una fruta normal, sino una infrutescencia llamada syconium (en castellano a veces “sicono”). Es una estructura cerrada, con una pequeña entrada por un orificio llamado ostiolo, y por dentro está forrada de cientos o miles de flores diminutas—las semillas que notamos al comer un higo son en realidad los frutos desarrollados de esas flores. 

La avispa entra en escena: la hembra polinizadora

El proceso empieza cuando una avispa hembra (muy pequeña, de la familia de las “fig wasps”) localiza un siconio receptivo. Para poder entrar tiene que pasar por el ostiolo: a veces se comprime tanto que pierde las alas en el intento. Una vez dentro, la hembra hace dos cosas importantes:

Deposita sus huevos en algunas de las flores internas (normalmente en las que tienen estilos cortos y permiten que el ovipositor alcance el ovario).

Poliniza otras flores al mismo tiempo porque suele llevar polen pegado a su cuerpo —esa polinización permitirá que esas flores se conviertan en semillas.

En algunos higos esta relación es obligada: las flores que reciben huevos formarán agallas donde se desarrollarán las larvas; las que solo reciben polen producirán semillas. 

La vida (y la muerte) dentro del higo: el papel de los machos

Cuando las crías crecen y se transforman en adultos, ocurre algo curioso:

Los machos suelen nacer antes, son formáticamente diferentes: a menudo no tienen alas, son muy pequeños y ciegos, y nunca salen del higo.

Su principal trabajo es fecundar a las hembras (a veces las fecundan incluso antes de que ellas terminen de eclosionar) y hacer un túnel de salida —con sus mandíbulas roen una galería a través de la pared del siconio para que las hembras aladas puedan salir al exterior.

Tras abrir el túnel y fecundar, los machos mueren dentro del higo. Las hembras salen ya fecundadas y, si llevan polen, lo transportan al siguiente siconio que visiten. 

¿Se quedan dentro de  los cuerpos de las avispas? ¿las comemos?

Sí: en muchos casos la hembra muere dentro del higo tras ovipositar, y hay larvas/pupas/machos que también mueren en el proceso. Pero no te vas a encontrar “trozos de avispa” al morder un higo: la propia planta produce enzimas (conocidas como ficina o ficin) que descomponen la materia orgánica y digerirían gran parte del cuerpo del insecto durante el desarrollo del fruto. El resultado es que lo que notas como los “granitos/crujientes” son semillas, no restos de avispa reconocibles.

Para acabar este artículo, queremos destacar que no todos los higos necesitan esta simbiosis.

¿Qué os ha parecido? ¿Lo sabíais? ¡Os leemos en los comentarios!

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