Atenea era la diosa de la sabiduría, la guerra y los oficios, e hija predilecta de Zeus. Era, quizás, la más sabia, la más valiente y, desde luego, la más ingeniosa de los dioses del Olimpo.
A Zeus se le dijo que su descendiente le arrebataría el trono, al igual que él había arrebatado el poder a su padre Cronos. Por esa razón, cuando Metis estaba embarazada, Zeus se la tragó y Atenea terminó naciendo de la cabeza del dios, ya con armadura y totalmente crecida.
Entre los epítetos de Atenea se encuentran Pallas (niña) y Parthenos (virgen), por lo que destaca entre los dioses de la mitología griega al no mantener relaciones ilícitas con otras divinidades, semidioses o mortales. Otros epítetos eran Promachos (de la guerra), Ergane (de los oficios) y Nike (victoria). Sin embargo, la diosa era mayormente conocida por su destreza militar.
Atenea es también la diosa protectora de la artesanía doméstica, que otorga a los mortales los dones de la cocina y la costura. Se dice que inventó el aulós, pero al ver su reflejo y sus mejillas hinchadas al tocar estos tubos, los tiró, para luego ser recuperados por el sátiro Marsias.
La diosa está estrechamente asociada a Atenas, ciudad que lleva su nombre después de que los habitantes del Ática la eligieran como patrona tras el regalo del olivo, símbolo de la paz y la abundancia. El templo del Partenón del siglo V a.C., que sigue dominando la acrópolis de la ciudad, se construyó en su honor.
En su papel de protectora, también era venerada en muchas otras ciudades importantes, especialmente como patrona de Esparta, como fundadora de Tebas en Beocia, y en Corinto estaba presente en las monedas de la ciudad.