En una escena musical cada vez más dominada por la inmediatez y la homogeneidad, hay artistas que apuestan por la autenticidad, la sensibilidad y la experimentación sin miedo a cruzar fronteras sonoras. Nuestro invitado es uno de ellos: un creador que se define como una mezcla entre “la calle y la carrera”, y que ha hecho de esa dualidad un sello personal en sus letras y en su sonido. Con un estilo que fusiona el rap con géneros tan diversos como la salsa, la cumbia, el trap o el rock, su propuesta se sostiene sobre un pilar inquebrantable: la honestidad.
En esta conversación hablamos sobre su nuevo sencillo, donde la nostalgia se convierte en una “cárcel voluntaria”, sobre la poética que hay detrás de sus letras, los retos de ser artista independiente en Colombia, y la manera en que su música busca conectar con un público crítico y reflexivo. Una entrevista para comprender no solo su proceso creativo, sino también la visión de un soñador que se resiste a perder la capacidad de sentir y de imaginar otros mundos posibles.
1. Te defines como una mezcla entre “la calle y la carrera”. ¿Cómo influye esa
dualidad en tu forma de componer y en tu sonido?
Esa mezcla se ve reflejada tanto en la letra como en la música. Por un lado, en la
composición puede notarse desde la narración de historias personales y cotidianas con un
lenguaje sencillo, fácil de entender, sin palabras muy elaboradas o eufemismos, pero
cargadas de mucho subtexto y un trasfondo poderoso. Por otro lado, respecto al sonido,
trato de mostrar esa dualidad desde la mezcla de géneros, intentando enriquecer la
aparente simpleza sonora que puede tener el rap, sin perder la esencia de los otros
ritmos latinos con los que suelo fusionar mi música.
2. ¿Qué significa para ti ser un “soñador y creador innato” en un mundo que a
veces parece ir en contra de la sensibilidad?
Yo creo que es un reto y a la vez un privilegio.
Es un privilegio tener esa capacidad empática para crear a partir del análisis, la crítica y la
comprensión de lo mejor y lo peor de una sociedad tan sistematizada, que a mi juicio nos
valora más cuando somos menos vulnerables y más productivos.
Sin embargo, también me parece un reto, porque no es fácil salirse del molde e ir un poco
contra la corriente (a pesar de que soy muy orgulloso de eso), pues acarrea un gran peso
a nivel emocional, y en ocasiones es muy difícil hacerle entender a otras personas lo
valioso de lo que estás haciendo, de ser sensible, de crear, de no perder la capacidad de
soñar y de irnos un poco más allá de lo que nos propone el sistema.
3. Tu música combina géneros muy diversos, desde salsa y cumbia hasta trap y
rock. ¿Cómo logras que esa fusión suene coherente y no como una suma dispersa
de estilos?
Considero que la columna vertebral de mi proyecto son las letras profundas, personales,
sinceras y contestatarias, combinadas con mi versatilidad en la forma de interpretación
ligada al rap, generando un sello estético coherente, independiente del género musical
sobre el cual se estén ejecutando.
No obstante, desde la sonoridad es una cuestión netamente de estilo y experimentación,
de ir revisando durante el proceso creativo cuál es la mejor manera de encajar los ritmos y
de sustraer elementos de los diferentes géneros, según la intención de cada canción.
Creo que la mejor forma que he encontrado para llegar a un sonido coherente, ha sido
pensar la música como “banda sonora” de la letra, convirtiéndose en mi criterio más
grande a la hora de reunir géneros.
4. En este nuevo sencillo exploras la nostalgia como una “cárcel voluntaria”. ¿Qué
te llevó a usar esa metáfora?
Esta metáfora surge porque un día estaba revisando la letra y pensé: “uy, esta sería la
canción que yo escucharía si estuviera preso”. Pero a medida que empecé a estructurar la
idea del videoclip con mi equipo de trabajo, decidimos salirnos de la literalidad, no
pensarlo desde el estar simplemente en una cárcel, sino en recrear de una forma más
poética la representación de un prisionero de sus recuerdos, en la cual queda la pregunta
de si somos los presos o terminamos siendo nuestros propios carceleros. Por eso al final del video vemos que la puerta está abierta, pero yo decido voluntariamente quedarme ahí, porque quizás tengo algunos recuerdos que me hacen sentir mejor que me siento en el presente.
5. Mencionas que la puerta de esa celda siempre ha estado abierta. ¿Crees que
todos, de alguna forma, elegimos quedarnos atrapados en ciertos recuerdos?
Yo creo que sí, hay personas que pueden estar más enlazadas al pasado que otras, pero
para mí la construcción de la historia personal de cada uno se forja a partir de las
vivencias que nos marcan, y es lo que nos termina formando como seres humanos. Por
eso para mí es inherente a cada persona el tener una vinculación profunda con su
pasado.
6. ¿Hubo algún recuerdo específico que detonó la creación de esta canción?
No hubo un recuerdo en específico. Fue a través de la exploración que he estado
desarrollando en el EP “Amanecerá y Veremos”, creado desde la nostalgia y el
existencialismo, como comencé a recordar algunas épocas de mi vida donde quizás no
tenía tantas preocupaciones, dudas o dilemas.
Siento que la canción se inspira en el cúmulo de veces que me he sentido abrumado por
la adultez cargada de responsabilidades, preguntas e incertidumbres; y en cómo para una
persona nostálgica como yo, en esos momentos de desesperación, la frase “todo tiempo
pasado fue mejor” se convierte en una voz interna de anhelo, haciéndome recordar esos
momentos pasados que me dan cierta paz y me recuerdan lo bonito de estar vivos.
7. El videoclip ha sido seleccionado en festivales de cine. ¿Qué buscabas transmitir
visualmente que la canción por sí sola no dijera?
Yo quería reforzar poéticamente el concepto de la nostalgia que desarrolla la canción,
abordándolo de una forma más metafórica a partir de la cárcel de recuerdos y la decisión
que tomamos de permanecer en ella de manera voluntaria. Para ello, construimos mi
personaje como un preso nostálgico que evoca efímeramente algunos de los momentos
más preciados de su vida dentro de la celda.
8. Tus letras están cargadas de subtexto y lenguaje cotidiano. ¿Cómo encuentras el
equilibrio entre lo poético y lo directo?
Ese equilibrio parte de una construcción desde la sensibilidad. Comienza por entender lo
que me pide cada canción, de ahí la importancia para mí de escribir mis letras en soledad,
pues a partir del direccionamiento que vaya teniendo la obra, puedo tomar la decisión
consciente de establecer en qué partes utilizo recursos más metafóricos y en qué
secciones me parece importante ser más directo o contundente.
9. ¿Cuál es tu proceso para fusionar influencias tan distintas como Calle 13,
Orishas, el bolero y la trova cubana en una sola canción?
Creo que el truco es no tratar de abordarlo todo en una sola canción, lo cual pienso que
es algo pretencioso, sino que sea esa fusión tan rica en influencias la que englobe
transversalmente al proyecto.
Por ejemplo, en Prohibido Olvidar, un sencillo de mi primer EP, comenzamos a construir la
canción con Landó, un ritmo peruano de métrica compleja, pero llegaba un punto del track
donde pensaba “esto se está yendo al extremo de lo experimental y necesitamos un ritmo
más cuadrado, más simple, que nos permita conectar con el oyente”, por lo que decidimos
fusionar con Festejo, otro ritmo que nos permitía cambiar la intención de la segunda mitad
de la canción, y ya desde los arreglos, buscamos elementos específicos de otros ritmos
como rock, rap que enriquecieran la sonoridad. Básicamente lo que hacemos es armar
una maqueta sonora partiendo de un género e irlo hilando con otros recursos de géneros
latinos que quepan dentro de mi estilo.
10. ¿Escribes pensando primero en la letra o en la música?
Aunque no veo el proceso de composición como una camisa de fuerza, normalmente
comienzo pensando primero en la letra. Escribo la mitad de la canción (estrofa y coro), y
con esa base me encierro en el estudio con JP Roldán (mi productor) a trabajar en una
maqueta sonora. Allí experimentamos, revisamos referentes y organizamos la idea hasta
que sentimos que nos conecta y es coherente, posteriormente termino la letra de la
canción y vuelvo con JP para revisar estructuras y recibir sus feedbacks acerca de lo que
escribí antes de comenzar la producción final del tema.
11. Dices que este trabajo es para noches de insomnio existencialista. ¿Cuál ha
sido tu noche más inspiradora… o más inquietante?
No siento que haya una noche en particular que me haya marcado, sino la sumatoria de
esos momentos de crisis que son normales en la vida, que a veces tienen épocas más
oscuras que otras. Es esa acumulación de veladas e instantes la que me permite tiempo
después convertir tantos sentires en canciones.
12. “Amanecerá y veremos” suena a resignación, pero también a esperanza. ¿Para
ti es más lo uno o lo otro?
Para mí, “Amanecerá y veremos” es aceptación, que considero el punto medio entre la
resignación y la esperanza, porque es reconocer que la vida está repleta de
incertidumbres, pero comprender que desde lo incierto no solamente hay cosas negativas,
sino también sorpresas positivas. Es aceptar que no hay control sobre el devenir de la
existencia, y que si ya todo estuviera escrito y todo el tiempo las cosas salieran como lo
planeamos o queremos, la vida misma perdería su encanto. Es algo fácil de decir, pero no
tan fácil de asumir, por eso me pareció importante darle ese nombre al EP más íntimo que
he escrito.
13. ¿Cómo decides qué historias personales pueden convertirse en canciones
universales?
No creo que sea yo quien decida que lo personal se convierta en universal; es algo que
me he encontrado a la hora de publicar mis canciones. Desde que empecé mi proyecto
como solista, comencé con letras muy personales que reflejaban mi forma de ver el
mundo, sin embargo, cuando salieron a la luz y recibí comentarios del público, me di
cuenta que muchas personas se sintieron identificadas con lo que estaba diciendo,
incluso al punto de moldear mis letras a su sentir o a los momentos que estaban
atravesando en su vida. Eso me sorprendió demasiado y me pareció muy potente, pero
considero que es una decisión anticipada, sino más bien una conexión que se va
generando con otras personas.
14. Tu proyecto quiere conectar con una audiencia crítica y reflexiva. ¿Crees que
hoy existe suficiente espacio en la música para ese tipo de público?
Pienso que sí hay un espacio, no sé si sea suficiente o no. Para nadie es un secreto que estamos en una sociedad que nos incita a poner el foco sobre música más entretenida y distractiva que profunda, pero es un fenómeno social complejo que no solo influye en lo musical, sino que es mucho más grande.
Sin embargo, es importante resaltar que a pesar de ello, existe un nicho importante de
personas que curan más sus formas de consumo, no solo desde el arte y el
entretenimiento, sino en general. Son audiencias cuyos hábitos de consumo considero
más conscientes, que no tienen problema en disfrutarse el hit más bailable del verano y
luego reproducir la canción más profunda que se sepan, porque no lo hacen desde la
masificación, sino desde la convicción. Esto se nota en la gran cantidad de artistas que
hacen canciones un poco más reflexivas, que claramente no escalan en los top mundiales
con más reproducciones, pero realizan conciertos, giras y viven de su música.
15. ¿Qué tan difícil es para un artista independiente en Colombia competir con la
música masiva y las tendencias globales?
Es un reto difícil; Medellín ha sido un epicentro musical en Colombia a lo largo de su
historia, y en los últimos años se ha convertido en la capital del reggaetón. Esto ha
limitado un poco la forma en que los agentes de la industria ponen sus ojos en los
proyectos emergentes de la ciudad, pues en el imaginario colectivo de muchas personas
está que si eres un artista de Medellín, indudablemente cantas reggaetón.
Por ende, se vuelve más complejo para los artistas de otros géneros, pues quizás toca
trabajar mucho más para hacerse notar y lograr la consolidación de un público, pero creo
que es imposible, y muestra de ello son proyectos como Alcolirykoz, Margarita Siempre
Viva o Mabiland.
16. En tus próximas colaboraciones con Komba y Karonte, ¿qué buscaste explorar
que no habías hecho antes?
Con estas colaboraciones he querido acercarme de nuevo a la escena de rap en Medellín,
la cual ha cambiado y se ha abierto mucho más a la experimentación desde que tuve mis
primeros pasos rapeando. Entonces creo que la idea ha sido reconectarme un poco con la
esencia, y buscar la forma en la que podamos aportar e intercambiar elementos creativos
de forma recíproca entre los estilos propios con cada proyecto.
17. ¿Cuál sería tu meta soñada para este proyecto en los próximos 5 años?
El foco de nuestros esfuerzos en este momento es lograr la consolidación de un público
más robusto para el proyecto a nivel de conciertos y digital. Sin embargo, la meta mayor
siempre va a ser poder vivir de lo que amo, de lo que me apasiona, con lo que vibro, y
que las personas que han estado en este trayecto, que me han dado una mano, también
puedan recibir una remuneración considerable por hacer parte de esto o incluso puedan vivir del proyecto.
0 Comentarios